17/4/09

Jueves

Cada vez que se iba la luz él se extasiaba asustándola, contándole historias de monstruos/asesinos seriales, o haciendo ruidos tenebrosos en la oscuridad, ella corría y se acurrucaba en sus brazos hasta quedar dormida, el sólo reía mientras pasaba sus dedos entre los cabellos castaños y suaves.

Este jueves no fue así, aunque como en otras ocasiones la luz se fue en toda la colonia, todos los edificios que rodeaban el parque se apagaron, aunque al igual que siempre la señora Irene se paseo por todo el edifico tocando las puertas de los departamentos y preguntando si necesitaban algo, siempre con su característico cigarro.

Este jueves no fue así, este jueves no estaban ni ella ni él, me quedé sola admirando lo que alguna vez estuvo y ya no está, me quedé rodeada de lo que antes eran monstruos ficticios y ahora los aterran por igual. No me sorprende, este vacío tenía ya meses inundando el lugar, cada día había mas peleas, cada día había mas sarcasmos, cada día había menos risas, menos pláticas, menos baile, cada día había menos todo, más nada. Y ahora estoy yo como un mueble más, quedé reducida a un refrigerador, un cuadro, un tuyo, un mío, ya nunca un nuestro.

No se han dado cuenta de que desde hace meses ya no soy de ninguno, que dejé de ser de ellos cuando me olvidaron en esté buró, cuando el abandono enmoheció mi encierro, mi vista se redujo a agua turbia y con el final de fondo.

Pero al final ¿quién soy yo?, sino una simple tortuga.

16/4/09

Jueves

Ahora entiendo por que el arco iris se asocia tanto con la felicidad. Esa noche me desperté a la mitad del parque, en frente de nadie al lado de nada, completamente desnuda, en ausencia de todo, sin él, sin ella, sin ellos, sin ti, sin yo, tan expuesta como siempre estremece estarlo.

Jueves, despertar, desayunar, amanecer, bañar, llegar, saludar, trabajar, comer, cagar, reír ¿Por qué no?, salir, atardecer, rumiar ideas, fumar, beber, y aun así de no haberme invadido la oscuridad, irónicamente sin haber tenido luz, nunca hubiese sucumbido al sueño.

Fue después de quitarme esa playera de “él” que tanto me costó robarle en ese afán de recordar prolongando el sufrimiento, después de ese increíble miedo a crecer, ese miedo a conocer, después de tirar el teléfono que había usado, como todas las noches, para hablar mil y un horas con “ella” y entre problema y problema nos abrumábamos, reíamos, llorábamos, pensábamos, regañábamos, entendíamos, después de dejar caer esa película que “él” me regaló ese día en un torpe intento de demostrar que me quería tanto como yo a él, claro sin nunca hacerlo explícito para que así pudiera vivir libremente mi mártir sufrir de “oh yo que lo quiero tanto y el que como me desprecia”, después de derramar en la cocina esa sopa que ella me había cocinado vendiéndome la culposa idea de que me quería mas que yo a ella, diciéndome entre líneas “como me has abandonado”, “como me has lastimado”, después de salir del departamento que mes con mes “él” pagaba tratando de compensar todo el abandono, todo el desinterés, todos sus olvidos, todas sus lagunas.

Después de bajar por las escaleras donde mas de una vez lloré, donde mas de una vez reí, donde corrí, caminé, gatee, brinqué, bailé, jugué, besé, por decir algunas. Es por que no importa cuanto trates de alcanzarlo siempre parece moverse mas rápido que tú, como el amanecer, algunos días pareciera que así se comportara todo lo hermoso.

Después de caer, amar, beber, cagar, comer, batir, arreglar, negar, mover, mudar, aceptar, coger y hacer el amor, después de todo, sin saber como uno estando dormido puede hacer y deshacer tanto, al final el cielo, quien si estaba ahí a la mitad de esa nada, me reverenció escupiéndome esa lluvia que no supe interpretar mas que como una buena señal y así me levanté de mi cruz a cantar con la sonrisa en mi boca mi triste agonía. Nunca se me ocurrió que ese era el último día para pagar el mantenimiento.